Los expertos mundiales en operaciones militares de West Point, la academia militar más famosa del mundo, se deshacen en halagos hacia la eficacia y la innovación del ejército de Israel: la nueva forma de coordinar la fuerzas area, la marina, los tanques, los drones, etc. Y reconocen el esfuerzo que hace Israel para reducir al máximo las víctimas civiles, algo que según el portavoz de Seguridad presidencial norteamericano John Kirby, ni siquiera Estados Unidos logra mantener en sus múltiples guerras. Las batallas se llevan a cabo en zonas urbanas complejísimas, contra un enemigo que impunemente usa a los civiles como escudos humanos mientras se esconde en una red de túneles con trampas explosivas, bombas y enemigos esperando a llevar a cabo ataques suicidas. El mundo nunca pensó que Israel iba a ganar esta guerra tan difícil. O que iba a sufrir, relativamente, tan pocas bajas. Y no lo puede tolerar. 
A las naciones del mundo no les gusta que Israel gane una guerra hasta el final. Incluso cuando esta reacción bélico llega como una justificada respuesta a la masacre del 7 de octubre. 
 El mundo pretende que Israel cese el fuego, antes de la victoria final. No es la primera vez que esto sucede.
En 1948, cinco estados árabes atacaron simultáneamente a Israel cuando el recién nacido estado judío declaró su independencia. 
Las naciones del mundo no hicieron nada para evitarlo. Sabían que Israel tenía cero de posibilidad de sobrevivir sin armas por el embargo internacional, sin aviones, con un ejército improvisado, diez veces menor que el del enemigo. El mundo permaneció en silencio. Cerró los ojos para no sentir culpa por estar contemplando un nuevo holocausto. Y solo esperaban que todo sucediera rápido, para dar vuelta la página y despedirse de ese “fallido y utópico proyecto de un estado judío en medio del mundo árabe”. Pero entonces ocurrió un gran milagro de proporciones bíblicas y totalmente inesperado. Los árabes se sintieron tan seguros de su victoria que comenzaron a “pelearse entre sí" por los despojos de la Tierra Santa, antes de terminar la guerra. Y con el apoyo de Checoslovaquia, la solidaridad incondicional de los judíos de la diáspora y la Providencial Intervención Divina, Israel aprovechó la distracción de los árabes y comenzó a defenderse. Los confiados ejércitos árabes fueron sorprendidos. Israel recuperaba territorio. ¡Y sucedió lo impensable! Israel no solo repeló a los ejércitos de Siria y Egipto sino que también empezó a atacar. Nadie jamás esperaba que Israel, que al principio de la guerra no tenia ni un solo avión, ¡estuviera ahora bombardeando el Cairo! Contra todo pronóstico, contra toda lógica, Israel estaba ganando. Y allí fue cuando el mundo no se pudo aguantar más. Y alzó su voz de protesta y se pronunció contra la guerra.
 Presionados por los humillados países árabes que no reconocían su derrota, las naciones del mundo demandaron de Israel, la víctima, un cese al fuego. Y que Israel retroceda. Y que devuelva los territorios “ocupados”. 
A diferencia de cualquier otro país del mundo, a Israel no se le reconocen los territorios conquistados legítimamente en guerras. 
Hoy, a mediados de febrero de 2024, Israel está completando la misión imposible que se impuso como respuesta al 7 de octubre: destruir al monstruoso Hamas. El ejército judío ha hecho lo que nadie imaginaba. ha invadido Gaza. Primero conquistó el norte, luego el centro, luego más hacia el sur, Han Yunes, el centro operativo del grupo terrorista Islámico. 
Queda un objetivo final: la ciudad de Rafiaj (Rafah), al sur, en la frontera con Egipto. Allí queda todavía por destruir las últimas 4 de las 24 brigadas de Hamás. En Rafiaj seguramente, están escondidos los principales líderes terroristas de Hamás: los hermanos Sinwar, y es casi indudable que en Rafiaj están ocultos los israelíes impunemente secuestrados por Hamas. 
 Otro factor importantísimo: si bien hay una enorme red subterránea por todo Gaza, los túneles de Rafiaj son los más relevantes militarmente.
 ¿Por qué? Porque estos túneles pasan por debajo de la frontera y llegan hasta Egipto. Y por estos túneles han pasado —y sigue pasando— armamentos, refuerzos terroristas, dinero y todo lo que Hamas necesita para sobrevivir y/o eventualmente continuar en el poder. Si Israel conquista Rafiaj y destruye esos túneles, asfixiaría a Hamas. Dejaría expuesta la complicidad de Egipto, que quedaría en el ridículo por su pretensión de neutralidad. Si cae Rafiaj Israel gana la guerra . Y viceversa. 
 Nuestros enemigos lo saben. Y no me refiero solo a Hamas, Hezbollah, Qatar o Iran. Me refiero a “adversarios”, como Egipto, Turquía, Arabia Saudita, Jordania, etc. que van a hacer lo imposible para evitar que Israel obtenga una victoria aplastante porque eso sería “una gran humillación” intolerable para el mundo árabe. Nasrallah, el jefe del grupo terrorista Hezbollah, lo dijo explícitamente esta semana: “hay que evitar que Israel gane la guerra [es decir: que entre a Rafiaj] porque una Israel fuerte es un gran peligro para todo Oriente Medio”. 
 Pero, ¿cómo pueden evitar los árabes que Israel ataque Rafiaj? Netanyahu y su gabinete de guerra B”H están totalmente determinados a conquistar Rafiaj. La presión está siendo ejercida , literalmente, por “todo el mundo” (con excepción de Argentina, quizás) y está siendo dirigida hacia el principal aliado de Israel: los EEUU. Los EEUU están presionando a Israel como no lo hacía desde los tiempos de Obama y advierten que apoyaran la declaración de un Estado palestino. Pero esta no es la única herramienta de presión sobre Israel. Hay algo más: Estados Unidos, entre otras cosas, provee de armas y municiones a Israel. Que son absolutamente críticas no solamente para seguir la guerra en Gaza sino para que Israel pueda luchar contra Hezbollah en el norte, algo que parece inminente. Si EEUU deja de proveer municiones a Israel, el ejército judío sin armas suficientes, se arriesga a ser atacado no solo por Hezbollah sino también por Irán, Siria, Iraq, y hasta Egipto, Jordania y Turquía. Esta es la situación de Israel al día de hoy, 16 de Febrero. Estamos viviendo momentos “bíblicos”, donde los acontecimientos políticos y militares que afectan la existencia y supervivencia de Israel se van determinando de manera vertiginosa, en zigzag, para un lado y para otro. 
No tengo dudas de que con la ayuda del Creador, Israel saldrá triunfante. Pero no tengo idea de cómo va a suceder. No será la primera vez. 
 Este Shabbat junto a mi comunidad, voy a rezar para que HaShem proteja a nuestros soldados, como lo hago todos los Shabbatot. Y también voy a hacer una Tefilá especial pidiendo que HaShem ilumine a nuestros lideres políticos, y les conceda la fuerza emocional para soportar la tremenda presión que el mundo entero ejerce sobre ellos. Que HaShem le conceda a los líderes de Medinat Israel el coraje y la sabiduría para seguir adelante hacia la victoria que Israel tanto se merece. ¿Amén?

Rab.Yossef Bitton. AMEN.
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